No sé qué hacer.

Debería haber ido al centro cívico de mi lugar de residencia para preguntar sobre las clases de yoga, pero tengo miedo. Empezar otra vez, ahora que habíamos formado un grupo reducido tan bonito y con el que nos sentíamos tan a gusto. Allí sería otra vez la más joven de todas las personas que practicasen yoga allí, volverían a mirarme con ojos sorprendidos por ver a alguien tan joven vestida toda de negro que agacha la cabeza para ocultar sus ojos, de expresión seria. Mi profesor ya me conoce, pero no sería lo mismo.

Tengo la opción de irme a un lugar más especializado y preparado, pero obviamente, es más caro, está más lejos, y habrá mucha más gente, por no hablar de que en cada sesión hay un profesor diferente que no sabrá absolutamente nada de mí. Así me enriqueceré como persona, que es lo que quiero, pero volveré a cerrarme, a agachar la cabeza y a ocultar mis ojos. Ya lo hacía antes, pero mis compañeras ya sabían que ocultar mis sentimientos es habitual en mí y que mi expresión facial, normalmente, es seria.

Me llegan los exámenes, uno detrás de otro. Sólo tengo dos meses de clases, lo demás serán exámenes finales. Quizá vuelva a ejercer yoga el curso que viene, cuando haga 2º de bachillerato y regresen mis dolores en el pecho, cuando un chico vuelva a joderme como lo ha hecho mi "cuervo" (cada año me tiene que pasar algo con un chico... idiota yo por creerme tus promesas), cuando me falte el aire porque no coja el ritmo de clase porque en mi clase no hay ritmo de trabajo, de nervios por el trabajo de recerca o porque pase cualquier cosa. Quizá, entonces, estaré preparada para abrirme a otras personas y a ignorar las miradas sorprendidas por ser la única que viste de negro allí, por ser la chica que oculta sus sentimientos detrás de su mata de pelo rizado y a no esperar nada de nadie, porque allí nadie hablará con nadie.

No he hablado muy abiertamente sobre este tema con nadie, así que guardad este "secreto".

Shhh...