domingo, 16 de diciembre de 2007


Corría a contraviento. Pasaba la medianoche y el espeso bosque impedía que la luz de la Luna penetrara entre las hojas de los árboles. Sus ropas estaban rotas y su piel ensangrentada. Le dolía, pero él seguía corriendo.

Tropezó con una raíz sobresalida de un árbol. Su rodilla fue golpeada contra una gran roca. Ni el musgo le sirvió para amortiguar el golpe.

Sudaba, su respiración se acortaba. No podía aguantar ese angustioso dolor, pero su instinto le decía que no podía parar.

Se alzó a tientas, apoyándose en ese mismo árbol. Cogió una bocanada de aire y echó a correr de nuevo.

Se había convertido en un señor de la noche, en una de esas horribles criaturas horribles de la noche, y sabía que jamás volvería a ser normal. ¿Lo fue algún día, de normal?

Un búho alzó el vuelo y sus plumas rozaron su rostro como roza la cuchilla a la carne. Sus ojos se empañaron de lágrimas. Su angustia sobrepasó los límites de lo humano y su mente se volvía nublada, perdiendo de nuevo la cordura.

Luchó contra su bestia interior hasta que consiguió calmarla. Pero, ¿por cuánto tiempo? Las bestias son sólo bestias.

Finalmente, llegó al final del bosque. Una inmensa Luna Llena observaba a los mortales desde lo más alto de aquel cielo negro. Divisó un lago, un lago de aguas cristalinas. Su agua era pura, fresca, pero se ennegreció cuando él, apoyando sus manos peludas en la hierba húmeda se acerco a ella e intentó beber de ella.

Su rostro quedó proyectado de nuevo en aquellas aguas, limpias de todo mal de nuevo. Vio un rostro peludo, con un enorme hocico y unos colmillos enormes y ensangrentados.

Lloró. Sus lágrimas limpiaron su rostro y su corazón de toda la sangre que había derramado en un ataque de locura. Todas aquellas personas inocentes habían muerto por culpa de aquella bestia interior guardada en lo más fondo de su alma.

Se odió a sí mismo y deseó desaparecer de aquel asqueroso mundo, de la horrible vida que le esperaba.

Ya no había vuelta atrás, se había convertido en un monstruo.

Se había convertido en un Hombre Lobo.

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Y con este macabro relato comienzo mi blog. ¿Por qué ahora? Porqué le prometí a mi hija Naya que me haría uno, y cuanto antes mejor, ¿no? Además, como la mayoría de personas que vais a visitar el blog por primera vez, las personas que ya me conocéis a través de Naya, hoy es mi decimosexto cumpleaños. ¿Y qué mejor regalo que auto-regalarse un blog? Ya tengo mi fotolog, pero nunca está de más un sitio más para sacar toda la basura que tienes dentro.

Espero que este blog crezca un poquito más cada día y que os guste, me he esforzado bastante para hacer los primeros detalles. Aún no tengo un botón, pero el que quiera que le afilie, que me lo diga y lo haré encantada ^^

Muchas gracias a todos por los regalos ^^. Aquí os dejo los regalitos que me ha hecho Ikol y el dibujo que Mera me hizo ayer. Muchas gracias!!!


*Yuna hace una reverencia y se va*